Esta entrada del Blog me ha llevado bastante tiempo hasta que he encontrado un enfoque qué me convenciera realmente, y por fin llegó.
Empecemos con una definición.
1. f. Señal que se hace o se pone en alguien o algo, para distinguirlos, o para denotar calidad o pertenencia.
Todos sabemos lo que es una marca y que representan la punta del iceberg del sistema capitalista. Tras unas cuantas entradas del blog, aquellos que hayan leído lo que he ido subiendo….lentamente… se habrán dado cuenta de que hablo mucho de consumo y hábitos de consumo, porque creo que los consumidores por un lado, podemos hacer más cosas que simplemente tirar los plásticos en la bolsa amarilla, y por otro lado los diseñadores y artistas tenemos la opción de inclinar la balanza hacia un lado más justo.
Volviendo a las marcas, he pensado sobre esta cuestión largo y tendido y he llegado a una conclusión muy sencilla, qué las marcas no me gustan.
Y sí no me gustan las marcas, cómo puedo diseñar una, quizás podríamos hablar de identidades, en lugar de marcas.
Una marca es algo estático, fijo, inmutable, y por qué no decirlo, superficial.
En cambio, una identidad es mutable, variable y adaptable.
En una identidad entran en juego muchos más factores, porque el concepto de identidad está presente en muchos ámbitos: personas, grupos, comunidades, religiones, países,… y qué tienen todas estas categorías en común, pues qué básicamente habla de personas y de cómo se relacionan las unas con las otras. La identidad es algo que está estrechamente ligado a lo humano y a lo social.
Una vez que se da el salto de una marca a una identidad, estamos introduciendo el factor social y humano, pero no solo es eso, hay otro concepto que está íntimamente ligado con la identidad, que es la ideología.
Porque la ideología no es ni más ni menos aquello que piensas y porqué lo piensas y qué haces con eso que piensas, y precisamente esto es lo que estructura tú identidad.
En estos tiempos revueltos que vivimos, en los que las identidades fluyen, transmutan, y llenan y vacían contenidos y conciencias a su antojo. Sería un buen momento para sumergirnos profundamente en nuestra conciencia más líquida, meter nuestras manos bien dentro de la tierra y sentir, sentir todo aquello que realmente nos define cómo individuos y de una manera honesta y sencilla simplemente, reconocernos en el espejo.
¿Y qué hacemos con las marcas?. Pues cambiar el guion para transformar las marcas en otra definición que nos aporte más cómo seres humanos y no solo como simples consumidores, qué tal esta:
6. f. Señal o huella que no se borra con facilidad.
Aquí se abren dos caminos marca e identidad, pero no discurren en diferentes direcciones, si no que se entrelazan. Y nos dan la posibilidad de coger el que mejor se adapte a nuestras necesidades según la ocasión. El elemento común que los une es nuestra propia humanidad.
Las identidades nos definen y las marcas nos ayudan a recordar.
Creo que en este punto es importante aclarar que no debe mezclarse ya qué al revés no funciona.
LAS MARCAS NO NOS DEFINEN Y LAS IDENTIDADES NO NOS AYUDAN A RECORDAR.
Intentemos ir por el camino correcto que nos lleve a un sitio dónde las identidades nos dejen convivir en paz, y las marcas nos recuerden qué no debemos olvidar.
© Eva Posada
Designer